sábado, 24 de octubre de 2020

De Cerdeña a Mahon

 

“Algo me decía que no todo podría continuar dentro de esa normalidad tan parecida a lo que siempre he rechazado como una de las más notorias antesalas de la muerte: los días transcurriendo por cauces regulares, en donde toda sorpresa ha sido descartada de antemano.



Podría ser Polinesia, pero es Cerdeña




"New Calipso"

Banderas mediterráneas



Cala di Volpe, Cerdeña

Atardece. Hace cuatro días que llegué aquí desde Santa María Navarrese para encontrarme con mis buenos amigos Alejandro y Pili con su "New Calipso", y aquí seguimos debido al mal tiempo que hace afuera. Alejandro vino a guiarme con su auxiliar, ya que  cuando llegué era de noche y ellos ya llevaban todo el día fondeados. 

En esta cala de la Costa Esmeralda, el paisaje parece diseñado a propósito por un arquitecto especializado en casas para ricos. Todo es perfecto; rocas redondeadas estratégicamente situadas, vegetación abundante de pinos y matorral mediterráneo, verdes jardines de césped que llegan hasta el mar, embarcaderos y playas privadas, hoteles de lujo a cuyas playas no se puede acceder... El paraíso de los ricos.

Y en el mar la cosa no pinta mucho mejor. Superyates fondeados en masa y una multitud de lanchas, auxiliares y todo tipo de artefactos flotantes a motor esparciendo su ruido y sus olas por el fondeadero y agitando los barcos y la tranquilidad de las personas que intentan descansar a bordo sin tregua ni cuartel.

El sonido de motores es constante. No miento si digo que no ha pasado ni un solo minuto sin que haya escuchado el sonido de un fueraborda y sentido sus olitas (u olazas en ocasiones) en el casco del Gaviero. Es, sin lugar a dudas, un lugar para tachar del mapa y al que no volver nunca jamás en barco. Es la cara opuesta a Grecia, la pesadilla del navegante a vela, el espejo de la podredumbre que esparcen los ricos allá donde van...

Pero el paisaje es bonito, de eso no cabe duda. De diseño y al alcance de unos pocos...

En cuanto fue posible nos marchamos y bordeamos toda la costa hacia el norte, pasando por Bonifacio y dejando Córcega para otra ocasión. Días de borracheras con Mirto y cervezas, comidas y risas a bordo del "New Calipso". El Gaviero pasaba días enteros al ancla solo mientras yo los pasaba a bordo del barco de mis amigos. Estaba cansado de tanta soledad..

Cerdeña guarda secretos sorprendentes en muchos rincones. Paisajes salvajes y apartados, playas vírgenes, fondeaderos solitarios, viejos fortines y antiguos escondites de la segunda guerra mundial, montañas escarpadas, tabernas con deliciosa comida y cerveza Ichnusa. Pasos difíciles como el de Fornelli, con rocas a los lados y poco fondo, entre la isla de Asinara y Cerdeña, que hay que pasar muy atento a las enfilaciones, gente amable y de carácter...

Después de un tiempo vagabundeando por aquí, llegó el momento de volver. Navegamos hasta Menorca, yo solo y mis amigos en su barco, en conserva, manteniendo el contacto por la radio... Tras un día de descanso en Fornells, y dado que se avecinaba mal tiempo, decido salir rumbo a Tarragona. Travesía en solitario, tranquila, un poco movida por el mar de fondo pero no demasiado lenta. Treinta y cinco horas que acaban con el barco amarrado en el Náutico de Tarragona y con mi pequeña recibiéndome a gritos en la oscuridad. Probablemente, uno de los días más felices de mi vida, aunque sin yo saberlo entonces, desembocaría en una larga etapa de casi tres años de dejadez, apatía, cansancio del barco y semi-depresión...

Fortín

Credere, Obbedire, Combattere... ok
Amor en lugares de guerra



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